A finales de 2025 el mundo del entretenimiento quedó sorprendido por una creación inesperada: Tilly Norwood, un personaje generado completamente por inteligencia artificial y presentado como actriz. El anuncio, realizado por Xicoia (la división de IA de Particle6), encendió un debate sobre la autenticidad, el trabajo, la ética y el futuro de la interpretación (Washington Post).
Orígenes y ambiciones
Tilly Norwood fue presentada públicamente en septiembre de 2025 en el Zurich Summit durante el Festival de Cine de Zúrich, donde la fundadora de Xicoia, Eline Van der Velden, la describió como una “estrella digital hiperreal”(Washington Post). Van der Velden llegó a compararla con Natalie Portman o Scarlett Johansson. Uno de sus primeros proyectos fue un corto titulado AI Commissioner, producido con múltiples herramientas de IA y escrito en parte por ChatGPT, que reunió 200.000 visualizaciones en dos meses (Washington Post).
A pesar de no ser humana, Norwood tiene una identidad digital completa. Cuenta con una cuenta de Instagram con decenas de miles de seguidores, y sus publicaciones la muestran haciendo cosas cotidianas: tomando café, posando en alfombras rojas o haciendo pruebas de cámara. Van der Velden afirma que usar a Tilly en producciones podría reducir los costes en hasta un 90 por ciento (Washington Post).
Reacción de Hollywood
La respuesta de la comunidad actoral fue rápida y crítica. El sindicato SAG-AFTRA publicó un comunicado condenando a los intérpretes sintéticos, argumentando que “la creatividad es, y debe seguir siendo, centrada en el ser humano” y advirtiendo que la existencia de Tilly amenaza con socavar el valor del arte humano (EW)
Figuras destacadas también se pronunciaron. Emily Blunt calificó la situación como “realmente aterradora” e instó a las agencias a negarse a representar a personajes de IA (The Guardian). Whoopi Goldberg cuestionó la justicia de competir contra una construcción “generada con 5.000 actores más” (Washington Post). Mara Wilson preguntó por qué no se contrató a ninguna de las mujeres cuyos rasgos pudieron ser utilizados para entrenar a Tilly. (Washington Post). Natasha Lyonne instó a un boicot contra las agencias que firmaron actores de IA. La Gersh Agency anunció públicamente que no representaría a Norwood (Washington Post).
Los críticos también criticaron la estética y la calidad de la actuación. The Guardian describió el trabajo debut de Norwood como técnicamente impresionante pero emocionalmente vacío, comentando que su boca a veces “se difuminaba en un solo bloque blanco” (The Guardian).
Defensa artística y enfoque tecnológico
Van der Velden y su equipo han defendido a Tilly como un nuevo tipo de objeto creativo y no como un reemplazo de los humanos. Ella sostiene que los personajes de IA deben valorarse en su propio género, como la animación o los efectos CGI, y que muchas objeciones proceden del miedo a la disrupción. En las redes sociales escribió que Norwood “no es un reemplazo de un ser humano, sino una obra creativa, una pieza de arte” (Washington Post).
Xicoia ve a Tilly solo como el comienzo. Se han publicado informes que sugieren planes para múltiples personajes de IA que operen dentro de un universo compartido para cine, televisión, videojuegos y medios interactivos (Washington Post).
Ética, trabajo e identidad
El caso de Tilly Norwood plantea preguntas urgentes sobre la autoría y los derechos laborales. ¿Qué ocurrirá con los actores humanos si los intérpretes sintéticos se legitiman? Muchos también denuncian que los datos de entrenamiento de estas IAs provienen de actuaciones reales sin compensación a sus creadores (The Guardian).
Otro problema es la autenticidad. La actuación ha dependido tradicionalmente de la experiencia vivida, el matiz emocional y la vulnerabilidad. Los críticos señalan que, por muy avanzada que llegue a ser la IA, carece de la capacidad de sufrir, de amar o de estar atormentada por los recuerdos. Algunos temen que la dependencia excesiva de los artistas de IA pueda socavar la resonancia emocional de la narración.(Washington Post).
También hay una tensión filosófica: ¿le importa a la audiencia si un actor es "real" si la ilusión es convincente? Van der Velden sostiene que a muchos no les importa, afirmando que los espectadores se centran más en la historia que en la persona de carne y hueso que está detrás. (Washington Post). Sin embargo, otros argumentan que el arte del cine se basa en la humanidad compartida entre el intérprete y el espectador, y que eliminar al intermediario humano corre el riesgo de vaciar el medio.
¿A dónde vamos desde aquí?
Hasta ahora, Tilly Norwood sigue siendo controvertida en lugar de convencional. Se informa que algunas agencias están en conversaciones para representarla. (Washington Post). Pero muchos actores y organismos de la industria han señalado que se resistirán a tales enfoques, y que la aplicación de las protecciones contra la IA será crucial en las próximas negociaciones contractuales.
El experimento de Tilly Norwood podría llegar a considerarse como un caso de prueba, un foco de tensión (o punto álgido) en el choque entre la nueva tecnología y las artes tradicionales. Que se convierta en una nota a pie de página o en un punto de inflexión dependerá de cómo respondan la industria, los sindicatos, los reguladores y el público.